"Un especialista, después de un examen, me dijo que no estaba seguro sobre el diagnóstico y me propuso un tratamiento que en base a su resultado se descubrirá si tengo en realidad la enfermedad que él cree. A mi me parece raro que me recete un medicamento sin que se sepa bien primero que tengo. Hago bien en preocuparme?"
Bien, su situación, si bien no es algo que ocurra siempre, es de todos modos recurrente para todos los médicos. Existen situaciones en las que este tipo de rutina es aceptada. En ocasiones se receta una cura empírica en base a la cual, evaluando el resultado, se concluye con un diagnóstico certero. Es el caso, por ejemplo, de algunas enfermedades difíciles de diagnosticar con certeza pero que el medico tiene pocas dudas de que no se pueda tratar justamente de esa enfermedad. Sucede con la tuberculosis, identificar el agente responsable (el bacilo de Koch) no es siempre fácil, pero en estos casos se puede llegar indirectamente al diagnóstico recetando un medicamento y viendo si funciona.
Los médicos lo llaman diagnóstico Ex Juvantibus, es decir un diagnóstico obtenido en base al resultado de una cura prescripta. Se receta una cura por un periodo establecido como si se tratara de aquella enfermedad y si el paciente mejora significa que la intuición era correcta, en cambio si el paciente no mejora o empeora es necesario pensar en otras opciones pero seguramente hemos descartado la enfermedad sospechada. Es muy importante que en estos casos la cura se efectúe con las dosis enteras y por un periodo de tiempo adecuado para no correr el riesgo de tirar por la borda la estrategia.
En otras ocasiones puede suceder que la cura sea simple, con pocos efectos colaterales, mientras el diagnóstico pide exámenes complicados y tiempos largos que podrían no valer la pena. Es más simple recetar el medicamento y ver que sucede. El ejemplo típico es el de la gripe, en la gran mayoría de los casos los pacientes son curados en base a un diagnóstico que se presume puede ser correcto basado sobre los síntomas y sobre el estado de las epidemias gripales. No se pierde tiempo buscando el virus culpable de la infección con exámenes complicados y costosos en todos los pacientes que presentan un poco de fiebre y dolor en los huesos.
Generalmente, en medicina, es mejor tener primero un diagnostico exacto y luego recetar un medicamento pero como en este caso, existen las excepciones. De todas formas, es indispensable que el médico informe correctamente al paciente sobre lo que esta haciendo y que ambos compartan el modo de enfrentar la situación.